Han ocurrido y aún continúan, acontecimientos familiares que me tienen alejada del blog y de mi tiempo y mi espacio.
Hay momentos tensos, de susto, de agobio, pero en medio de todo esto, y todo esto vivido en la ciudad que me vio nacer, he de decir que:
Las raíces de uno son un lazo extraño, a veces débil aparentemente, a veces fuerte descaradamente, a veces te sobran, a veces te faltan, pero sobre todo, siempre te hacen, te construyen, ladrillo a ladrillo.
En estos momentos no sólo me reencontré con los míos de una forma intensa, me encontré conmigo, de frente, de golpe, sin excusas.
También tropecé de frente con problemas nuevos y grandes para mis manos, pero los vas cojiendo, primero por un ladito, después aparece otra mano que agarra otra esquinita, y va pesando menos.
Y cuando esas manos son conocidas, son parte de tí, el entramado que se crea, casi por inercia, convierte en emociones bellas toda tensión anterior.
He sentido y verificado que el cariño sana, y no solo, ni mucho menos, fisicamente.
He aprendido, que cuando crees que ya está todo dicho, todo hecho....sólo es tu punto de vista. Y esto es un puzzle, y tú solo eres una pieza, cuando te encuentras con las demás....la visión cambia, se amplia, encaja, te acercas, sientes calor, y finalmente....creces.